VIDEO: Miles protestaron en Los Ángeles contra redadas migratorias y militarización de EEUU

LOS ÁNGELES.- El corazón de Los Ángeles latió al ritmo de los tambores, las danzas y las consignas. Miles de personas convergieron en Grand Park, transformando el paisaje urbano en un vibrante mosaico de culturas en protesta. Familias enteras, estudiantes, trabajadores y activistas comenzaron a congregarse desde el edificio del gobierno de la ciudad, desplegando un mar de banderas: la de Estados Unidos ondeando junto a las de México, El Salvador, Guatemala, y otras naciones lejanas, cada una representando una historia, un viaje, un sueño.

Además de destacar que ha sido una manifestación pacífica, en la que han participado personas de todas las edades y también la presencia de banderas de Estados Unidos de cabeza, así como también de algunas de Latinoamérica, ha destacado la frase de 'Sí se puede' y de 'Que se vaya el ICE de Los Ángeles'.

Para muchos, ser migrante en Estados Unidos, y especialmente en una ciudad como Los Ángeles, es una experiencia marcada por la esperanza, el esfuerzo y, cada vez más, por la incertidumbre. La amenaza de la deportación y la separación familiar se han convertido en una sombra constante. La protesta también visibilizó la realidad de la migración irregular, un fenómeno complejo con profundas raíces económicas y sociales.

Sobrevolando la escena, los helicópteros de la policía son un recordatorio constante de la tensión subyacente. A nivel de calle, el contraste es notable: por un lado, el mar de gente colorida y ruidosa; por el otro, la línea impasible de la Guardia Nacional custodiando los edificios federales. Aunque la protesta contra las políticas antiinmigrantes fue enérgica y directa, la jornada transcurrió sin enfrentamientos, en un delicado equilibrio entre la libertad de expresión y la vigilancia policiaca.

El impacto de las redadas se siente con más fuerza en los lugares más vulnerables: las escuelas. Erika Solórzano, maestra de primaria, acudió a la protesta con otros colegas. Describe cómo el temor ha afectado directamente a sus alumnos.

"Estoy aquí por mis alumnos. Soy maestra de 26 años aquí en Los Ángeles y aquí estoy haciendo lo que no pueden ellos... Como un 50% de mi salón en los últimos dos días de la escuela, porque eran de la semana pasada, se fueron, no regresaron. Esto es un terror, esto es horrible, entiendo porque no vienen, pero aquí estoy, por eso aquí estoy para hablar por ellos", dijo Erika Solórzano, maestra de primaria.
 

Este temor se extiende a la economía de la ciudad. Los centros de trabajo han sentido el impacto a partir de que muchos los trabajadores inmigrantes han dejado de ir a sus trabajos haciendo que servicios esenciales se pongan en riesgo.

"Un día tenían color, sabor, olor, espíritu, ahora se están siendo desiertas porque los trabajadores tienen miedo de salir. Nuestros trabajadores tienen conciencia, trabajan con conciencia y en este momento están viendo 'mi seguridad o la vida de mi paciente'. Y lo que sí le puedo asegurar es que están poniendo la vida del paciente antes que la seguridad de ellos", señaló Wendy Tucheng, directora sindicato SEIU local 2015.

Entre los manifestantes se encuentran también quienes juraron defender al país. Mario Enríquez, veterano del Cuerpo de Marines, expresa un profundo sentimiento de traición.

"Un poco traicionado, porque yo he sido Marine, peleé para este país y creo que merecemos respeto... es una injusticia de que, así como uno fue inmigrante y buscó el porvenir, la razón de venir a este país, que los padres lo trajeron a uno, también otros tienen derecho a hacer lo mismo", refirió Mario Enríquez, veterano del cuerpo de marines de EE.UU.

Esta jornada es un eco de luchas pasadas y una confirmación de que la vigilancia de los derechos civiles nunca termina.

"Tengo la vida entera peleando por el pueblo mexicano-latinoamericano. Me enseñó César Chávez... Esta lucha es constante, no se acaba. Póngase a pensar que aquí es pueblo, no es extraño, no es frontera de nosotros. Aquí somos nosotros primero. Este es México-América", mencionó Juan Pérez, mexicano radicado en Los Ángeles.

Al final del día, cuando las últimas consignas se desvanecen en el aire de California, queda una imagen clara: la de una comunidad que, lejos de ser silenciada, ha encontrado en la unidad su voz más potente. Un clamor por la dignidad, el respeto y el derecho fundamental a construir una vida sin miedo, en la ciudad que llaman su hogar.