
por Alberto Elenes
16/06/2025 10:45 / Uniradio Informa Baja California / Reportajes especiales / Actualizado al 16/06/2025
LOS ÁNGELES.- La tarde cayó sobre el centro de Los Ángeles y con ella, la atmósfera de protesta festiva se transformó en una de tensión. Horas después de que el grueso de la marcha se disipara, una abrumadora fuerza policial comenzó a tomar posiciones estratégicas alrededor de los grupos que permanecían en la zona del Centro Cívico.
La tensión escaló con la llegada de constantes refuerzos. No solo era el de la Policía de la Ciudad (LAPD); agentes de la Patrulla de Caminos de California (CHP) se sumaron al contingente, creando un mar de uniformes. Equipados con cascos, máscaras antigases y equipo antimotines, formaron líneas impenetrables.
Sobre las cabezas, el zumbido constante de los helicópteros se convirtió en la banda sonora de la tarde, mientras unidades a caballo y decenas de vehículos blindados y patrullas sellaban las calles, provocando el correr de la gente con cada nuevo despliegue.
Frente a este muro de autoridad, permanecían grupos mayoritariamente de jóvenes. Algunos, en un acto de desafío pacífico, respondían con música y baile. Otros se acercaban a la línea policial para reclamar directamente a los oficiales, cuestionando su rol de protegerlos en lugar de reprimirlos.
Pero fue la policía la que provocó que la tensión se desbordara.
A través de altavoces, se emitió la fría orden: la concentración fue declarada una "asamblea ilegal" bajo el Código Penal de California, además de la alerta que estaba por iniciar a las 8 de la noche el toque de queda que abarcaba en el primer cuadro de la ciudad. Fue la señal para el avance. Los agentes, protegidos con sus máscaras y cascos, se movieron en formación para forzar la retirada. El aire se llenó del humo picante del gas lacrimógeno, mientras el sonido seco de las granadas aturdidoras resonaba entre los edificios, desatando escenas de caos y terror entre los manifestantes que corrían para protegerse.
En medio de la confusión, algunas personas que se atrevieron a retar a la policía fueron sometidos y detenidos. El panorama se volvió completamente distinto al de hace unas horas. Las calles, que antes rebosaban de gente y consignas, quedaron tomadas por un fuerte perímetro policial y un aire todavía cargado de agentes químicos, con el acceso al corazón político de la ciudad completamente restringido.
Aunque la contundente acción policial fue la que generó la violencia, no se reportaron actos de vandalismo significativos por parte de los manifestantes durante la dispersión.